domingo, enero 12, 2014

Venezuela duele

Estoy dolida. Me duele Venezuela. Me duele mi gente. Y cuando digo “mi gente” no lo digo en forma de cliché, me refiero a todos. Desde el que roba  “decentemente” en un puesto de poder, pasando por el que aprovecha a hacer sus  chanchullitos cada vez que se le presenta la oportunidad, hasta el malandro y su muerto.

Y no hablo en primera persona por querer exaltarme, sino porque me atrevo a pensar que muchos venezolanos sentimos lo mismo.

Estamos cansados. Estamos desesperados. Estamos tristes. Me cansé de la falsa democracia en nombre de una revolución que sólo existe por su nombre. Me cansé de tanta hipocresía, me cansé de tanta ironía. Me cansé  de tanto odio. “El odio que el Gobierno ha sembrado durante años” , una frase  convertida para el chavismo en un cliché y en motivo para subestimar, ¿no?. Pero si, yo si creo que a pesar de que la educación viene del hogar, el Gobierno es el principal responsable de la polarización y división que reina entre nosotros. Pero lo que me duele profundamente, es que el chavismo, subestime esto y se aboque a excusarse con el pasado.

Estamos cansados de ese odio hacia el que se puede darse un gusto gracias al esfuerzo de su trabajo, al que puede pagar una universidad privada, al que puede hacer un viaje al exterior; producto de un discurso irresponsable desde los que manejan el País, cuyo motor es el odio, la cizaña, que junto a un carisma nato de un líder fue calando en lo más profundo de muchos.

Hemos llegado a tal punto, que algunos son capaces de decir que los muertos de los barrios “son” o “sólo les duelen” al chavismo y los muertos adinerados son de los sisfrinitos. Que atrocidad… Como si fuéramos dos comunidades aisladas… A ti, hermano chavista, te digo que a los opositores nos duelen los muertos por el simple hecho de que cada ser humano debería tener garantizadas las condiciones mínimas para tener una vida digna, porque cada muerto a manos de la violencia es un venezolano menos que pudo haber hecho de este un país mejor.

Hace poco leí que el fanatismo que reina en el país no cambiará porque uno siempre le va a su equipo pase lo que pase y digan lo que digan. Yo prefiero apostar a que la realidad prevalece sobre la pasión. Aquella no miente. 

Esa realidad cuando en medio de la desesperación vas a un hospital y te encuentras con que se está cayendo, con que no hay estetoscopios (me pasó), ya se ha vuelto común recorrer Caracas a ver en donde te pueden atender. Y al final, si te logran atender, te das cuenta de que en Venezuela, no hay salud pública, porque el paciente termina pagando todos los utensilios médicos. Hasta unas vendas, unas simples y básicas vendas.

Y si nos ponemos a enumerar los problemas no terminamos nunca…

Es difícil, pero tengo la fe de que venceremos el miedo. Porque muchos más allá de los millones de votos que siempre ha sacado el Gobierno (obviando el abuso del poder y toda la malversación de fondos para sus campañas) sé que no pocos están decepcionados. Muchos los saben y lo viven. El maltrato al que son sometidos por querer construir esa cascara vacía y podrida llamada PSUV o por querer organizarse por fuera de él.

Lo que siempre me he preguntado es, que si un partido quiere ser revolucionario, ¿no debería impulsar el dialogo, la organización? Digo, si las teorías sobre el socialismo coinciden en que el Partido es el instrumento principal de una revolución, para la organización de las masas.

Pues no, resulta que el PSUV hace todo lo contrario, persigue y sataniza. Una burda estructura que lo único que ha hecho eficientemente es enseñar a idolatrar. Un partido que en vez de trabajar para solucionar, y ganar votos,  se convierte en una burda máquina electoral. Un partido que cree en el poder popular, pero sus candidatos a elecciones son conocidos, pero no precisamente por su trayectoria política. Un partido, que cree en el Pode popular, pero sus candidatos son impuestos a dedos. Y una masa que lleva la gorra con sus iníciales, pero en realidad, está cansada de esto, porque el chavismo también está cansado de la ineptitud de sus alcaldes, pero tiene miedo de apostarle a algo diferente, precisamente porque es más fácil seguir al lado de una pasión. Y vaya que lo es.

¿Por qué crees que el gobierno le hace caso omiso a la petición que el chavismo le hace a gritos: “Revolución dentro de la revolución”?  ¿Por qué no le dan oportunidad a las bases  y en vez de eso, reciclan a los Ministros y demás cargos de poder? ¡¡¡ ¿POR QUÉ NOS ESCUCHAN A SUS SEGUIDORES?!!!  ¿En verdad, crees que les interesa que el pueblo tenga el poder? Un gobierno que dice apostar al control obrero, pero es tan inepto que expropia una empresa y la vuelve improductiva.

Paralelo a eso, vemos una descomposición moral increíble, la falta de ética, la falta de educación (que por supuesto, tampoco se aleja de ser consecuencia del discurso y acciones del Gobierno). Es curioso, que escuchas a muchísima gente decir lo típico: “Por eso estamos como estamos”,  “Hasta que no cambiemos nuestra forma de pensar  no saldremos de esta”. Pues si todos aplicáramos eso, en realidad no estuviéramos como estamos.  Por favor, revisémonos, cada uno, desde un lado hasta el otro, ¿Qué estamos haciendo para contribuir al desarrollo del país? ¿Estamos trabajando eficientemente? ¿Estamos trabajando honestamente? ¿Le ponemos corazón a la carrera que estudiamos? ¿Somos responsables en todos los ámbitos de nuestras vidas? ¿Analizamos constantemente nuestra posición política?


¿Qué estamos haciendo para transformar la realidad? Y esta pregunta va dirigida a ambos sectores, porque  creo que al final de tanta habladera, y de tanto discurso, lo que queremos todos, al menos en un principio, es lo mismo: educación pública y de calidad, un sistema de salud eficiente a nivel nacional, empleos dignos, salarios dignos, una verdadera seguridad alimentaria, que tengamos la dicha de consumir productos hechos en Venezuela, un país sin corrupción…

Estamos cansados de tanta polarización, pero  ¿Estamos siendo tolerantes? ¿Estamos dialogando?

Así como al chavismo le digo que no se puede atacar la exclusión siendo excluyente, a muchos opositores les digo que no se puede atacar el odio con odio.

¿Estamos escuchando al que piensa distinto? El que cree en la socialdemocracia o en el capitalismo, vale tanto como el que cree dogmáticamente en el comunismo, es tan importante para el desarrollo del país como tú, y ¿sabes que? También es mentira que con la derecha no se dialoga, porque aunque suene cliché y el chavismo lo subestime, la realidad es que cada uno de nosotros, es fundamental para el progreso de nuestro país.


Hace poco leí que los opositores somos estafados por la Derecha. Analicé y analicé y creo que si estoy de acuerdo en parte, con la gran diferencia de que los grandes estafadores son los que están en el Poder. Yo me siento estafada por la Revolución Bolivariana. Nos engañaron.  Pero cada vez somos más los que nos damos cuenta. Tengo la fe de que seguirá siendo así. Tengo la fe de que perderemos el miedo y lucharemos por lo que nos corresponde.