Estoy dolida. Me
duele Venezuela. Me duele mi gente. Y cuando digo “mi gente” no lo digo en
forma de cliché, me refiero a todos. Desde el que roba “decentemente” en un puesto de poder, pasando
por el que aprovecha a hacer sus
chanchullitos cada vez que se le presenta la oportunidad, hasta el
malandro y su muerto.
Y no hablo en
primera persona por querer exaltarme, sino porque me atrevo a pensar que muchos
venezolanos sentimos lo mismo.
Estamos
cansados. Estamos desesperados. Estamos tristes. Me cansé de la falsa
democracia en nombre de una revolución que sólo existe por su nombre. Me cansé
de tanta hipocresía, me cansé de tanta ironía. Me cansé de tanto odio. “El odio que el Gobierno ha
sembrado durante años” , una frase
convertida para el chavismo en un cliché y en motivo para subestimar,
¿no?. Pero si, yo si creo que a pesar de que la educación viene del hogar, el Gobierno
es el principal responsable de la polarización y división que reina entre
nosotros. Pero lo que me duele profundamente, es que el chavismo, subestime
esto y se aboque a excusarse con el pasado.
Estamos cansados
de ese odio hacia el que se puede darse un gusto gracias al esfuerzo de su trabajo, al que puede pagar una universidad
privada, al que puede hacer un viaje al exterior; producto de un discurso
irresponsable desde los que manejan el País, cuyo motor es el odio, la cizaña,
que junto a un carisma nato de un líder fue calando en lo más profundo de muchos.
Hemos llegado a
tal punto, que algunos son capaces de decir que los muertos de los barrios “son”
o “sólo les duelen” al chavismo y los muertos adinerados son de los
sisfrinitos. Que atrocidad… Como si fuéramos dos comunidades aisladas… A ti, hermano
chavista, te digo que a los opositores nos duelen los muertos por el simple
hecho de que cada ser humano debería tener garantizadas las condiciones mínimas
para tener una vida digna, porque cada muerto a manos de la violencia es un
venezolano menos que pudo haber hecho de este un país mejor.
Hace poco leí
que el fanatismo que reina en el país no cambiará porque uno siempre le va a su
equipo pase lo que pase y digan lo que digan. Yo prefiero apostar a que la
realidad prevalece sobre la pasión. Aquella no miente.
Esa realidad
cuando en medio de la desesperación vas a un hospital y te encuentras con que se
está cayendo, con que no hay estetoscopios (me pasó), ya se ha vuelto común
recorrer Caracas a ver en donde te pueden atender. Y al final, si te logran
atender, te das cuenta de que en Venezuela, no hay salud pública, porque el
paciente termina pagando todos los utensilios médicos. Hasta unas vendas, unas
simples y básicas vendas.
Y si nos ponemos
a enumerar los problemas no terminamos nunca…
Es difícil, pero
tengo la fe de que venceremos el miedo. Porque muchos más allá de los millones
de votos que siempre ha sacado el Gobierno (obviando el abuso del poder y toda
la malversación de fondos para sus campañas) sé que no pocos están
decepcionados. Muchos los saben y lo viven. El maltrato al que son sometidos
por querer construir esa cascara vacía y podrida llamada PSUV o por querer
organizarse por fuera de él.
Lo que siempre
me he preguntado es, que si un partido quiere ser revolucionario, ¿no debería impulsar
el dialogo, la organización? Digo, si las teorías sobre el socialismo coinciden
en que el Partido es el instrumento principal de una revolución, para la
organización de las masas.
Pues no, resulta
que el PSUV hace todo lo contrario, persigue y sataniza. Una burda estructura
que lo único que ha hecho eficientemente es enseñar a idolatrar. Un partido que
en vez de trabajar para solucionar, y ganar votos, se convierte en una burda máquina electoral.
Un partido que cree en el poder popular, pero sus candidatos a elecciones son
conocidos, pero no precisamente por su trayectoria política. Un partido, que
cree en el Pode popular, pero sus candidatos son impuestos a dedos. Y una masa
que lleva la gorra con sus iníciales, pero en realidad, está cansada de esto,
porque el chavismo también está cansado de la ineptitud de sus alcaldes, pero
tiene miedo de apostarle a algo diferente, precisamente porque es más fácil
seguir al lado de una pasión. Y vaya que lo es.
¿Por qué crees
que el gobierno le hace caso omiso a la petición que el chavismo le hace a
gritos: “Revolución dentro de la revolución”? ¿Por qué no le dan oportunidad a las bases y en vez de eso, reciclan a los Ministros y
demás cargos de poder? ¡¡¡ ¿POR QUÉ NOS ESCUCHAN A SUS SEGUIDORES?!!! ¿En verdad, crees que les interesa que el
pueblo tenga el poder? Un gobierno que
dice apostar al control obrero, pero es tan inepto que expropia una empresa y
la vuelve improductiva.
Paralelo a eso,
vemos una descomposición moral increíble, la falta de ética, la falta de
educación (que por supuesto, tampoco se aleja de ser consecuencia del discurso
y acciones del Gobierno). Es curioso, que escuchas a muchísima gente decir lo
típico: “Por eso estamos como estamos”, “Hasta
que no cambiemos nuestra forma de pensar
no saldremos de esta”. Pues si todos aplicáramos eso, en realidad no
estuviéramos como estamos. Por favor,
revisémonos, cada uno, desde un lado hasta el otro, ¿Qué estamos haciendo para
contribuir al desarrollo del país? ¿Estamos trabajando eficientemente? ¿Estamos
trabajando honestamente? ¿Le ponemos corazón a la carrera que estudiamos? ¿Somos
responsables en todos los ámbitos de nuestras vidas? ¿Analizamos constantemente
nuestra posición política?
¿Qué estamos
haciendo para transformar la realidad? Y esta pregunta va dirigida a ambos
sectores, porque creo que al final de
tanta habladera, y de tanto discurso, lo que queremos todos, al menos en un
principio, es lo mismo: educación pública y de calidad, un sistema de salud
eficiente a nivel nacional, empleos dignos, salarios dignos, una verdadera
seguridad alimentaria, que tengamos la dicha de consumir productos hechos en
Venezuela, un país sin corrupción…
Estamos cansados
de tanta polarización, pero ¿Estamos
siendo tolerantes? ¿Estamos dialogando?
Así como al chavismo le digo que no se puede atacar la exclusión siendo excluyente, a muchos opositores les digo que no se puede atacar el odio con odio.
¿Estamos
escuchando al que piensa distinto? El que cree en la socialdemocracia o en el
capitalismo, vale tanto como el que cree dogmáticamente en el comunismo, es tan
importante para el desarrollo del país como tú, y ¿sabes que? También es
mentira que con la derecha no se dialoga, porque aunque suene cliché y el chavismo
lo subestime, la realidad es que cada uno de nosotros, es fundamental para el
progreso de nuestro país.
Hace poco leí
que los opositores somos estafados por la Derecha. Analicé y analicé y creo que
si estoy de acuerdo en parte, con la gran diferencia de que los grandes
estafadores son los que están en el Poder. Yo me siento estafada por la Revolución
Bolivariana. Nos engañaron. Pero cada
vez somos más los que nos damos cuenta. Tengo la fe de que seguirá siendo así.
Tengo la fe de que perderemos el miedo y lucharemos por lo que nos corresponde.